jueves, 3 de junio de 2010

Sal fuera de tu lugar de muerte

Sal Fuera de tu lugar de muerte.

Juan 11: 38, dice así: "Conmovido una vez más, Jesús se acercó al sepulcro, era una cueva cuya entrada estaba tapada con una piedra,"quiten la piedra", ordenó, Jesús. Marta la hermana del difunto objetó: "Señor, ya debe oler mal pues lleva cuatro días allí", " No te dije que si crees verás la gloria de Dios", le contestó, Jesús. Entonces quitaron la piedra, Jesús alzando la vista dijo:" Padre, te doy gracia porque me has escuchado, ya sabías yo, que siempre me escuchas, pero lo dije por la gente que está aquí presente para que crean que tú me enviaste". Dicho esto, gritó con todas sus fuerzas."Lázaro, sal fuera", el muerto salió con vendas en las manos y en los pies, y el rostro cubierto con un sudario. "Quítenle las vendas y déjenlo que se vaya", le dijo Jesús".

Sal fuera y no dejes nada en la cueva.

Todos en la vida vamos a tener por lo menos cuarenta pérdidas, de casa, de pareja, de amigos, de lugares, de salud, distintas pérdidas; el problema es cuando nos hemos preparado para ganar pero no nos hemos preparado para perder. Y cuando nosotros no cerramos las pérdidas que vamos teniendo a lo largo de la vida, quedamos atascados, anclados en el pasado.
Y cuando una persona ancla en una pérdida del pasado no puede capturar una etapa nueva. Por eso Dios cuando te llama, una de las primeras cosas que va a hacer es ayudarnos a levantar las anclas de las pérdidas, a cerrar las pérdidas, a clausurar las pérdidas para poder entrar a la etapa nueva en que queremos entrar.
¿Cómo una persona puede quedar atascada en el pasado? Cuando una persona o un tema nos da vuelta en la mente "¡... y cómo me pasó esto, y fijate lo que me sucedió, y fijate mi jefe, mi ex, el trabajo! Pensamos y analizamos y soñamos y fantaseamos y permanentemente aparecen escenas del pasado. A veces estamos atascados cuando recordamos esa pérdida e inmediatamente nos vienen broncas muy grandes o tristezas muy grandes. Hay personas a las que vos le recordás o le tocás algo del pasado y se ponen a llorar; les viene mucha tristeza, mucha angustia y a pesar de que han pasado cinco, diez o los años que fuesen, la persona ancló en el pasado.
Cuando nosotros tenemos pérdidas es muy importante poder cerrarlas porque cuando cerramos las pérdidas Dios inaugura etapas nuevas.
Hoy vamos a cerrar nuestro pasado para que podamos entrar a una etapa maravillosa de bendición de prosperidad y de gloria.

¿Cómo cerramos las etapas viejas? ¿Cómo cerramos las pérdidas afectivas?
Hay algunos errores que hemos aprendido, o que nos han enseñado, que no nos ayudan a cerrar las etapas viejas; por ejemplo: pensar que se puede reemplazar.
Cuando éramos chiquitos se nos murió un perrito y mamá nos dijo: "No llores, te compro otro perrito", entonces de grande ¿qué hace uno?, se divorcia, y mientras está divorciando ya se engancha con otra persona, es el mismo perrito con el mismo collar; entonces pensamos: "Bueno si perdí esto lo reemplazo con otra cosa, si se me fue un amigo lo cambio por este otro, si se murió un hijo lo voy a reemplazar con otro hijo que le voy a poner el mismo nombre del hijo muerto", entonces reemplazar una pérdida buscando algo similar es una equivocación.

Otro error que se enseña es: no llorar. Te dicen "Bueno ya está, ya se murió, ya se fue, ya está, para qué llorar, es mal testimonio, no podés llorar, tenés que dar testimonio, tenés que mostrar tu fe", entonces reprimís las broncas, las tristezas, anulas el duelo, no expresás nada porque tenés que ser fuerte, porque no tenés que expresar emociones.
Entonces cuando una persona reprime el dolor se ancla, pone su vida en esa situación y va a quedar atascado allí.

Lo tercero es cuando la gente nos dice: "Tuviste una pérdida, tenés que elaborarla sólo". Cuando alguien llora le dicen: "Déjenlo solo", si alguien pierde un familiar o un hermano y está en el colegio, la maestra dice: "Que salga del aula para que llore solo, no necesitás de nadie". Entonces hay personas que nunca compartieron su dolor, nunca compartieron su tristeza, y eso de enfrentar sólo esos conflictos les han hecho anclar su vida en el pasado.

Otro error que nos han enseñado: "El tiempo sana las heridas". Bueno es cuestión de tiempo, ya se te va a pasar, se te murió un hijo, perdiste tu marido, perdiste un trabajo, te separaste, "es cuestión de tiempo", y el tiempo no sana nada; pueden pasar cinco, diez, cincuenta, ochenta mil años y nosotros quedamos atascados. Por ejemplo: quedar enganchados con nuestro ex, quedar enganchados con nuestro ex jefe, con nuestra antigua pérdida, con la persona que nos lastimó, con nuestra antigua iglesia.

Otro error que no sirve para nada es: distraerte. Hay personas que tienen pérdidas y siempre hay alguien que dice: "Distraéte, vamos al cine, tenés que salir, que arreglarte un poco más", y la persona por más que se distraiga eso no sirve absolutamente para nada, porque la distracción no cierra las etapas viejas.

Tenemos que saber que cada relación que nosotros tenemos es única, nadie sabrá jamás lo que vos sentís. Nadie jamás va a experimentar tu dolor. Nadie jamás te va a entender, porque cada relación es única. Hay personas que han tenido pérdidas y han estado buscando que alguien los comprenda.
Tuvimos acá, grupos para familiares que tuvieron pérdidas, y muchas personas dijeron que habían perdido su hijo, pero entre ellos decían: "Sí, pero vos no sabés lo que yo siento", a pesar de que la pérdida era similar nadie podía experimentar la relación y el dolor de la pérdida que esa persona estaba sintiendo. Cuando una persona tiene una pérdida, sea cual sea, tiene que ser escuchada, la persona no necesita explicaciones, no necesita que nadie le diga: "Bueno, es que Dios se lo llevó", "Es que Dios te está enseñando algo", "Es que Dios te está probando la fe", "Bueno, si se te murió un hijo, tenés cinco más, disfrutalos", "Se te fue esta persona, bueno, pero Dios te regaló que la disfrutes treinta años por lo menos", no hay que explicar nada.
Cuando una persona tiene dolor lo que la persona necesita es ser oída.

Tenemos a Elías cuando se metió en la cueva y el ángel le dijo: "Largo camino te resta". El Señor me llevó a ver cómo otra persona se metió en la cueva, Lázaro, y Jesús lo saca con una frase, le dice: "¡Sal fuera!", salí de la cueva porque te espera una etapa gloriosa.

Dice que Lázaro estaba muerto, hacía cuatro días que estaba en la tumba, y Jesús llega a la escena cuatro días tarde. Llega y todo el mundo está llorando, las hermanas de Lázaro están enojadas con Jesús, "Por qué no vino antes para sanarlo". Y cuando Jesús se para delante de la tumba se pone a llorar. La gente dice: ¡Cómo lo amaba!", porque todos sabían que eran grandes amigos. Jesús se pone a llorar, pero en un momento se limpia las lágrimas, y dice: "Quiten la piedra", la hermana le dice: "No, Señor, no lo podés ver, ya está podrido, hiede, hace cuatro días que está", "Quiten la piedra", y cuando quitaron la piedra dicen que Jesús, con el grito de la fe, con la fuerza del Espíritu, gritó: "¡Lázaro, sal fuera!", y dice que cuando escuchó esa palabra Lázaro dijo: "¡Esa es la voz de mi amigo que me ha venido a buscar!".

Primera enseñanza:
Sal fuera significa que Dios nunca te va a abandonar.
Él va a ir a tu misma cueva de dolor y vas a escuchar otra vez la voz de tu amigo que te dice: "Yo no te voy a abandonar en momentos difíciles, he venido a buscarte para estar contigo otra vez".
Le hablo a toda le gente que se ha metido en la cueva del dolor, hoy tu amigo ha venido a buscarte y te dice: "Yo estaré contigo, en tu peor momento, oirás otra vez mi voz".
Pablo dijo: "Todos me dejaron, pero Jesús estuvo a mi lado", David dijo: "Mis padres me abandonaron, pero el Señor me tomó en sus manos", Moisés dijo: "Todos me abandonaron, pero tu presencia está conmigo cada día". El Señor jamás te va a abandonar, volverás a oír la voz de tu amigo, porque el Señor no abandona a los amigos en la cueva, los va a buscar para sacarlos de la cueva y que comiencen una etapa de victoria.
Cuando Dios formó al hombre del barro, lo formó con su mano y dejó sus huellas digitales. Nuestro cuerpo tiene el ADN, las huellas digitales del padre, y el Señor nunca nos va a abandonar. Yo no sé cómo entraste a la cueva, yo no sé cómo Lázaro se murió, yo no sé cómo el dolor golpeó la casa, pero yo sé que mi amigo vendrá otra vez por nosotros, para sacarnos y meternos en una etapa nueva de victoria. Decí: "¡Sal fuera!".

Segundo: significa, que hay un futuro glorioso.
Lázaro sal fuera, porque te espera una nueva etapa; la casa que perdiste, la vas a recuperar; la familia que perdiste, la vas a recuperar; la salud que perdiste la vas a recuperar, porque cuando el Señor viene no viene para meterse dentro de tu cueva, viene para sacarte de la cueva y mostrarte un futuro de victoria, preparáte porque los meses que vienen y los años que vienen serán extraordinarios, irás de gloria en gloria y de poder en poder.
Jesús dijo: "El que da todo por mí, el que deja todo por mí, le dijo a Pedro, recibirá cien veces más aquí", o sea el que da todo recibe todo, vos entregás el veinte por ciento de tu vida recibí el veinte, vos entregás el sesenta, recibís el sesenta, entregás el ochenta, recibís el ochenta, pero vos le das toda tu vida a Jesús, como Lázaro, y vas a poder recuperar el ciento por ciento, porque el que le da todo al Señor, el Señor le devuelve todo bendecido.

Dice el Salmo veintitrés, que el bien y la misericordia nos seguirán todos los días de nuestra vida. Hay gente paranoica, hay gente a la que lo persigue la crisis mundial, hay gente que lo persigue el miedo, el FBI, pero a los hijos de Dios nos persiguen el bien y la misericordia todos los días de la vida.
Yo no sé cuánto hace que estás en la cueva, pero hay alguien más grande en este día que te dice: Sal fuera que hay un futuro magnífico que te espera conmigo.

Tercero: Sal fuera significa que lo que viene es más grande que lo que fue. Porque las dos hermanas le dicen: "Señor ¿Por qué no estuviste acá cuando estaba enfermo, por qué no lo sanaste a tu amigo?, dejaste que se muera", y Jesús le dijo: "Marta y María ¿saben por qué no lo sané?, porque voy a hacer algo más grande, lo voy a resucitar.
Cuando Dios no te da algo es porque se viene algo mejor, si no es esta casa, será otra más grande; si no es hoy, será mañana; si no es a la mañana, será a la noche; si no es ese trabajo, será otro mejor; si no es con ese amigo, será con otro mejor, pero siempre Dios te va a llevar a un futuro glorioso, expansivo, de gloria porque vamos de bendición en bendición, así que si Dios todavía no te ha dado algo es porque se está tomando tiempo para armar y preparar algo mejor todavía.
Hay personas que vienen a la iglesia, Dios le da el coche, desaparecen, dicen "No porque ahora tengo que trabajar", cuando no tenían trabajo se arrastraban, no faltaban ni el día de la madre a la reunión; "No ahora vivo lejos", cuando no tenias coche venías de lejos. ¿Cuántos fueron a una fiesta y comieron todo de entrada? comiste y después vinieron los platos buenos y vos no tenías más lugar en el estómago, y vos querías comer pero no había lugar, y los demás se habían guardado, porque ya sabían. Hacéte lugar en el espíritu porque hay más bendiciones, no te acostumbres con lo que Dios te dio, porque lo que viene es más grande. Porque la bendición es como la luz de la mañana, que va en aumento hasta que el día es perfecto. Tinieblas cubrirán la tierra, pero sobre ti se avista la luz del Señor, y andarán las naciones de acuerdo a tu luz.

Cuarto: significa que mis mejores palabras saldrán luego de mis emociones más dolorosas. Dice que Jesús lloró, lloró, lloró, estaba angustiado, triste, pero Jesús lloraba porque tenía que cerrar el duelo con su amigo, aún sabiendo que lo iba a resucitar minutos más tarde. Él sacó su dolor, Él se expresó, Él liberó su verdadera humanidad, cien por ciento hombre, cien por ciento Dios. Él lloró, y la gente decía: "Pobre, está impotente, llegó tarde", otros pensarían: "Se lo merece, vino tarde a sanar al amigo", otros decían "Pobrecito no lo pudo salvar", pero dice que de pronto Jesús se limpió las lágrimas y sacó una palabra milagrosa y gritó: "Lázaro, sal fuera".
Yo quiero decirte que hoy estás llorando y está bien que llores y gastes todo tu dolor, pero tu dolor no ha robado tu fe, y cuando el dolor, termine de salir, Dios te va a poner otra vez en pie y las mejores palabras de conquista saldrán otra vez, porque Dios te volverá a poner en pie para decir: "Ya está, se terminó, ahora viene una etapa nueva para mí"
Me dijo el Espíritu Santo ayer: "Jesús hablaba en la fiestas, hablaba en el cementerio, en la calle, hablaba con los amigos, en el casamiento, ¿saben por qué? porque no hay lugar que pueda retener la palabra de fe, la palabra de fe te funciona en todos los lugares.
Yo te quiero decir, que hoy estás llorando, porque hay personas que tienen dolor y sienten que el dolor les robó la fe. ¡No! dolor jamás te roba la fe, dolor hay que gastarlo, dolor hay que sacarlo para que la fe vuelva a surgir, porque la fe siempre estará en tu corazón. Por eso, sobre la gente que ha pasado grandes tristezas, yo profetizo que ahora vienen momentos de grandes victorias, de gran poder.
Dice la Biblia que los de la tribu de Isacar, eran como trescientos, los de la tribu de Isacar eran generales. El general en la antigüedad no usaba espada, la espada del general era la palabra. Cuando vos empezás a hablar fe, para Dios ya no sos más un soldadito, menos una oveja, sos un general, así que en este día, yo no sé cuanto dolor hay en tu vida, pero nos vamos a secar las lágrimas y vamos a declarar tiempo nuevo, victoria nueva, fiesta nueva, gloria nueva, bendición nueva y todo lo que hagamos nos saldrá bien. No dejes nada en la cueva.
Quinto: significa que hay gente que te va a desatar.
Dice que Lázaro salió vendado de pies y manos y en la cabeza, imagínense cuando salió los familiares se asombraron. Entonces Jesús les dijo: "Desátenlo".
Dios va a levantar gente que te va a sacar las vendas. Hay gente que te va a dar palabra , va a liberar tus manos para que vuelvas a construir, para que vuelvas a acariciar, para que vuelvas a adorar, para que vuelvas a abrazar, hay gente que te va a soltar una palabra y te va a sacar las vendas de las piernas para que vuelvas a caminar, para que vuelvas a hacer negocios, para que vuelvas a soñar, para que vuelvas a escalar, para que vuelvas a meterte, para que vuelvas a viajar, hay gente que te va a sacar vendas de la cabeza para crecer, para que dejemos las niñerías, para que seamos gente sabia e inteligente, maravillosa y atractiva.

Yo profetizo que no habrá más vendas en las manos, en los pies, y en la cabeza porque Dios va a levantar gente maravillosa que nos va a sacar las vendas y viviremos una etapa de victoria.
Hay gente que no es buena, dice Salomón: "Hay gente que desde que se levanta piensa en el mal"; hay algunos cristianos que te dicen: "Vos no hablás en lenguas, no tenés el Espíritu Santo". Hay gente mala y gente maravillosa, hay gente de oro, de bendición; queremos ser de bendición.

Hay tres etapas en la vida cristiana.
Primera etapa: idealización
Es una etapa de estupidismo total, ¿Querés que te preste plata?, te presto porque sos mi hermano en Cristo ¿me la vas a devolver? ¿Por qué no conocí al Señor antes'? ¿Querés que te salga de garante? ¿Cuántos pasamos por esa etapa?

Segunda etapa: desilusión
"Le voy a poner una demanda", "¡Me devolvés la plata sinvergüenza!", "Yo del Señor no me voy a alejar, pero no me voy a congregar en ningún lado", "Yo con el Señor estoy bien, nunca lo voy a dejar"

Tercera etapa: multiplicación
No tenés que idealizar ni demonizar a nadie, tenés que esperar todo de Dios. No tenés que pedirle plata a nadie, no prestarle plata a nadie, no salirle de garante a nadie, y saber que el único que merece todo tu corazón es el Señor. Cuando llegues a esta etapa serás libre y caminarás en victoria y disfrutarás los próximos años de bendición.
Tenemos que salir de las cuevas del pasado. Cuando Lázaro salió, le sacaron las vendas e hicieron una fiesta.

Sexto: Sal fuera, significa que los próximos años viviremos años de fiesta. ¿A cuántos les gustan las fiestas?, si hace años que no tenés fiesta, preparáte porque el Señor ha preparado una fiesta. Jesús amaba ir a la casa de Lázaro en Betania, porque cuando Jesús llegaba ahí se armaba fiesta, porque la vida cristiana es fiesta.
¿Y qué hay en una fiesta?
Hay una atmósfera positiva, de alegría. Dios te va a dar una atmósfera de fiesta a vos para que donde vos vayas lleves tu fiesta. Hay humor, Dios va a restaurar nuestra capacidad de reír. Dicen que las parejas que se ríen tienen el sesenta y siete por ciento menos de conflicto que las que no se ríen. Tenés que reírte un poco más, tenés que entrar en la etapa de fiesta. Hay motivación; uno quiere hacer, Dios te va a encender el motor de la automotivación. Hay personas que dicen: "Me cuesta venir, viajar". Vos lo que necesitás es levantar las anclas de la cueva, es sacar todas tus pertenencias de la cueva y salir fuera, porque afuera te espera el Señor, porque afuera te esperan bendiciones, te espera un glorioso futuro, gente que te va a desatar, y porque afuera habrá fiesta. También en una fiesta hay comida, me gusta el salmo veintitrés cómo termina, porque empieza comiendo pasto, pero cuando termina el salmo, estás sentado en una mesa delante de tus enemigos. Me gusta la vida cristiana, empezás con pasto y siendo una oveja, pero cuando terminás, terminás siendo un general comiendo comida espectacular, palabra de vida, comiendo milagro, presencia.

En este día sal fuera.

Dios nos está preparando para sacar gente de su dolor, de su abandono, de sus tristezas, y van a pasar a conocer una nueva etapa con el Señor. No habrá nadie en la cueva, secá tus lágrimas y sal fuera, y volvé a la vida.
Ahora levantá tus manos con palmas abiertas.
Vas a poner en tus manos gente que hay que perdonar, gente que ya no está y que hay que soltar, vas a poner en tus manos gente a la que te hubiese gustado decirle algo y no lo pudiste decir, a tus ex, vas a poner en tus manos pérdidas que te lastimaron, y le vas a decir a Dios: "Acá está parte de mi historia, de mi cueva, y te entrego, nombre por nombre, situación por situación a cada uno de ellos, y renuncio a cada una de ellas, me desato y cierro esa etapa en mi vida para siempre; porque yo sé que fuera de mi cueva me estás esperando para comenzar una etapa nueva. Te entrego todo y levanto mis manos y suelto todo mi pasado, mis momentos tristes, salgo de mi cueva, para vivir una etapa nueva y declaro cielos abiertos, declaro gloria espléndida, milagros extraordinarios, gente maravillosa, declaro meses de victoria, y voy hacia adelante con mis manos, pies y corazón libres, para amarte, para servirte. Declaro que habrá gozo, motivación, habrá pan en mi mano, tendré recuerdos extraordinarios y como yo hoy salgo, sacaré a muchos otros de la cueva, y viviremos contigo, y el bien y la misericordia nos acompañarán siempre".
Cuando Dios te saca de una etapa te saca para siempre y sin trauma. El Señor ha vuelto por Argentina para sanarla, bendecirla y para levantarla otra vez. Hay que celebrar porque estamos vivos y si estamos vivos, largo camino nos resta.

En este día seré bendecido, prosperado, y seré lleno de fe, y al salir seré de bendición, lo declaro. Amén.

Gran Campaña de Salvacion, Sanidad, Milagros, Liberacion y LLenura del Espiritu Santo

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